Por suerte
o por desgracias me resultará un pelín más fácil establecer una solución a este
caso, ya que fui víctima de bullying en el instituto.Pondré como ejemplo la
solución que se llevó a cabo en mi caso.
Con la
misma forma de hacer de los opresores representados en el roll-playing de
clase, mi propia opresora decidía empequeñecerme en el momento menos pensado.
Ante esta incomodidad, me decanté por comentárselo a mi tutora, la misma que
junto al ‘Cap d’estudis’ decidió reunirse con mis padres. Allí, según me
contaron mis padres, se estableció un protocolo de actuación a seguir según la acción/reacción
de la opresora una vez advertida y corregida.
Por lo que
a mi se refiere, en todo momento tuve la sensación de acompañamiento y de
protección por parte del profesorado y mi familia. Este hecho facilitó
totalmente el incremento de mi empoderamiento y seguridad ante cualquier
ofensiva de la opresora. No me permití
en ningún momento mostrar un ápice de miedo ni tristeza a la persona que me
oprimía ya que ello provocaría su más entera su más entera satisfacción y por
consiguiente validar su capacidad opresora.
Finalmente,
todo cae por su propio peso, mi entereza, saber estar e indiferencia hizo
recapacitar a mi opresora, hasta tal punto de pedirme perdón voluntariamente
(sin imposición del profesorado). Nuestra relación mejoró, tanto es así, que a
día de hoy sigue siendo mi amiga.
El
desenlace de mi historia es consecuencia de una óptima acción educativa, aunque
no se pueda percibir explícitamente. Considero que los puntos más fuertes que
hicieron posible este giro en la historia fueron:
-
El conocimiento de la problemática por parte de los
padres, profesorado y dirección del centro escolar.
-
La corrección a la opresora, la advertencia de las
consecuencias de sus actos.
-
Mi propio empoderamiento, el fomento de la
protección y acompañamiento hacia mi, para así dotarme de tal seguridad que
pueda placar las amenazas de la persona opresora.
Pero
como punto fuerte a incorporar sería el papel de mediadora por parte de una
educadora social. Posiblemente el proceso se hubiese acelerado a partir de
encuentros entre las partes implicadas en el conflicto oprimido/opresor. En
estos encuentros se hubiesen podido exponer sentimientos, sensaciones y
pensamientos, incitando así a la práctica de la empatía para después
convertirla en una amistad.
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