Pocas veces
conocemos casos de violencia doméstica dónde la persona oprimida es el hombre,
ya sea por vergüenza, por miedo a no ser creído por el entorno social… Este
tipo de casos comienzan a ver la luz desde hace poco tiempo, aunque ya era
existente de forma implícita en nuestra sociedad. Actualmente existe un
reconocimiento hacía este colectivo y por consiguiente asociaciones dedicadas a
resolver dicha problemática.
En el caso
planteado en la sesión del pasado jueves la problemática representada es
justamente la expuesta anteriormente. Una
vecina de la familia implicada en dicha problemática da el parte a una
educadora social respecto a esta situación.
A partir de
este punto y como educadora social la solución que propondría sería como la
expuesta por mis compañeras. Sería un estudio de la situación a partir de la
observación (profesor@ de la escuela) para así poder establecer una idea del
estado psíquico y anímico de la hija de la pareja. De esta manera, a partir de
una tutoría de profesor@/padre poder tener acceso al caso y acompañar y
aconsejar al padre en el proceso de la resolución de esta problemática. A parte de proporcionar diferentes recursos (asociaciones,
entidades…) para el asesoramiento y apoyo a la persona oprimida.
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